Dios creó todas las cosas y por eso Dios es el dueño de todo, y nada nos pertenece, no importa, ni propiedad, ni título, ni persona, ni animal, ni aun cuando comemos la comida no es nuestra, se tiene que ir fuera, hasta el aire que respiramos tiene que soltarse, hasta el cuerpo no nos pertenece, y quien intente poseer algo sufrirá de apego, porque esa es una de las leyes.
Las injusticias sociales las provocamos nosotros mismos, que por ignorancia, por apego, por el Ego, tratamos de ser superiores, queremos tener y ser más que el otro, y con eso provocamos desequilibrio en la sociedad.
Solo haciendo experiencias individuales, podremos evolucionar nuestro ser, este será el único equipaje que llevaremos a la vida eterna, es justa la meritocracia, cuanto más nos esforzamos por el crecimiento del amor, más cambia nuestra cosmovisión, cuanto más hermosa queda la vida, con más amor, alegría, ligereza y paz, este es el verdadero reino de Dios, está dentro de nosotros y cualquiera puede alcanzarlo a través del verdadero mérito, no hay forma de escatimar esfuerzos, no hay forma para eludir la ley, no hay como no poseer nada y todos tienen las mismas posibilidades.
No hay competencia entre ellos en el mundo del amor verdadero, porque la única competencia eres tú contra ti mismo, si una persona ha evolucionado y alcanzado el reino antes que tú, no hace la más mínima diferencia, de hecho el que lo logra tiene la voluntad de ayudar al otro a entrar al reino, porque la gracia de la vida es el cariño, podemos volar solos, pero cuando volamos juntos es mucho más divertido.
Sun Jin Nim. 07.04.2019
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